La pobreza y la delincuencia: ¿relación causal de la violencia?
Como se indicó en el artículo anterior La concepción de violencia y aspectos para su estudio, existen formas de violencia que no cuentan con el elemento preciso de “uso de la fuerza física”, siendo una de ellas la violencia estructural, definiéndose ésta como “aquella forma de organización social que desprotege y condena a ciertos sujetos a no poder desarrollar plenamente sus posibilidades” (Galtung, 1998, citado en Martínez Pacheco, 2016, p. 17), generando desigualdad y exclusión social, que, de acuerdo a Castillo y Castro (2011) el más necesitado se enfrenta a vivir de manera más frágil ante una sociedad que privilegia al de mayor poder adquisitivo y reprocha al más pobre, estigmatizándolo, hasta llegarse a crear la relación directa de causalidad entre pobreza y delincuencia.
Castillo y Chaves (2011), especificaban que la pobreza tradicionalmente es entendida como la
“carencia de recursos materiales que impiden la satisfacción de las necesidades
básicas por la imposibilidad de adquirir los bienes y servicios esenciales”, y la delincuencia
como el “fenómeno histórico social, resultante de un modelo de desarrollo
excluyente”; dan entrada al
análisis de esa posible relación causal entre ambos conceptos, aunado a la
definición de la violencia estructural.
Considerando tales definiciones,
la pobreza podría también pensarse como un factor de riesgo y de vulnerabilidad
en que un grupo de la población pueda cometer actos ilícitos como un mecanismo
de sobrevivencia, por necesidad, al no tener las oportunidades aspiradas y no gozar
libremente de sus derechos; sin embargo, es notorio en nuestras sociedades, que
no únicamente el pobre puede cometer ilícitos, si no también aquellos que no
tienen necesidad alguna de sobrevivencia, pero que cometen el delito para
superar su situación y lograr beneficios propios al margen de la ley, por
ejemplo, la delincuencia de cuello blanco; es así, que no puede considerarse
que la delincuencia pertenece a un solo nivel o estrato social, sin
embargo, lamentablemente, la estigmatización del pobre como delincuente existe,
obviando causas macro detrás del fenómeno delincuencial, como ser el modelo
económico que rige nuestra sociedad y las manifestaciones de la violencia
estructural que no permite el ejercicio y acceso libre de los derecho humanos,
que son partes causantes de la comisión de delitos por parte de personas en
pobreza.
La violencia estructural definitivamente existe en Honduras, y esta produce efectos contra la población más vulnerables, en el enlace siguiente, se presenta un artículo obtenido del Diario virtual El Criterio.hn, en el que se relaciona este tipo de violencia y la desigualdad llevando a las mujeres a ser víctimas de la trata de persona: Violencia estructural en Honduras. Diario El Criterio.hn
Castillo Vargas, A., &
Castro Chaves, X. (2011). El rostro de la violencia social y estructural: la
delincuencia y la pobreza como expresiones distintas de una vulnerabilidad
común. Revista de Ciencias Sociales (Cr), 113-124.
Martínez Pacheco, A.
(2016). La violencia: Conceptualización y elementos para su estudio. Política
y Cultura, 7-31.

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